martes, 25 de mayo de 2010

DOS ESCRITORES DE FRÍAS

Crepúsculo del Albigasta
Crepúsculo del Albigasta (Antonio Cruz)




FLASH
Esteban quedó acomodado en el rincón. Arrimó una luz: era una lámpara verde como la de los escritorios. La silla, que allí siempre estaba, le resultó incómoda entonces la retiró; en su lugar puso un sillón ancho. “Ahora estamos” dijo, y buscó la caja con fotos. Esteban se sintió feliz de no estar en ninguna fotografía, especialmente las iluminadas por el sol, “las que deforman cuando la luz pega de costado”. En la caja no había paisajes ni postales; sólo contenía las imágenes de quienes no estaban. Esteban sintió algo de nostalgia pero el regocijo era mayor. No tenía otra labor que explorar las fotografías hundido en el sillón. Pero algo extraño comenzó a presentir: como cuando inician los miedos…Esteban no se daría cuenta ¡No advertía que desde el rincón él era contemplado! Un relámpago iluminó su mente descubriendo la verdad: un chispazo fugaz, como un flash, atravesó su corazón. Esteban dejó caer la caja con los cadáveres en sepia. Quedó tendido en el rincón de su deleite con la lámpara pegándole de costado. El sol verde disminuiría su fulgor oscureciéndolo todo; excepto las risas amarillas de los curiosos.

Pablo Albornoz

Deja que el fuego
de nuestra pasión
se funda

Deja que las lágrimas
descarten el dolor
y el desencuentro
para purificarnos.

Deja que nuestras miradas
traspasen la inmensidad
y puedan ver el más allá......

Antonio Amaya