viernes, 26 de noviembre de 2010

ME PIDES UN POEMA (María silveria Nieva)

                                                                        Foto By gergas 08 (tomada de Internet)



ME PIDES UN POEMA


                                        María Silveria Nieva*



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poema es el sol

cuando al amanecer

con sus destellos

decora de rojo

el costado aquel del cielo.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poema es una mujer virtuosa,

la nobleza de un joven,

la inocencia de un niño

y el surcado rostro de un abuelo.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poemas son los árboles

que conversan con el viento;

son las flores con sus coloridos aromas

y las aves con sus trinos y gorjeos.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poema son las montañas

con sus níveos abrigos,

los ríos que cruzan

la pradera sonriendo

y los que tiritando

se escapan del deshielo.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poema es el mar, las playas

los arroyos, las nubes que sonriendo

acomodan sus velos

cuando el lago les presta

su tranquilo y límpido espejo.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poema es la vida, una sonrisa,

una caricia, un buen ejemplo,

una ayuda desinteresada

y un oportuno consejo.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.

Poemas son nuestros amigos,

nuestros seres queridos.

El mundo es un poema

de seis versos

que lo escribió nuestro Dios

el poeta más excelso.



Me pides un poema

y estás rodeado de ellos.



*María Silveria Nieva, nació en Frías, donde aún vive. Egresó como Maestra en el año 1967. Pertenece a la SALAC, filial Nº 30 que la cuenta entre sus fundadoras. Ha ganado premios en diversos concursos literarios y figura en antologías nacionales e internacionales.

sábado, 30 de octubre de 2010

AMALIA ESILDA RAMOS






 
 
 
A LOS MUERTOS POR LA PATRIA


El silencio de la historia
de cien años hacia atrás,
es un himno de victoria.
Es un canto. Es un fusil
donde huestes de patriotas
con la furia y el coraje
de la sangre varonil,
por las huellas de carretas
van camino hacia la lid.
Que al furor de las metrallas
y al tronar de los cañones,
por las pampas, por los valles,
por las selvas y montañas
son paladines y centauros
coronados por los lauros
del olivo y del laurel.
Que en los campos de batalla
entre el centellear de las espadas
y el redoblar de los tambores
dejan sueños y esperanzas,
dejan vidas, esposas, hijos,
madres, sacrificios y el hogar.
“desde el Plata hasta el confín”,
¡Son los muertos por la Patria;
son soldados de la gloria
de Belgrano y San martín!



MI AMIGO GATO

Yo chica
sentada en el umbral
de la puerta de calle,
mirando pasar la gente,
con los codos en las rodillas
y sobre las manos, las mejillas.
Pasa un gato por la vereda
con el lomo encorvado
rozando las paredes
y a mi lado dice miau…

Como no entiendo su lengua,
pienso que me saluda
y le contesto: chau…

El gato salta la muralla
de la casa vecina
y yo sigo pensando…
Pensando en el saludo
de este amigo que no conozco,
y que solo sé que es un gato.

                                               (1939)

viernes, 8 de octubre de 2010

AL ALMA DE FRÍAS - PATRICIA VILLANUEVA




No voy a nombrarte frías,

por tus fuentes y tus plazas,
sino por tu alma,
esa que hace un tiempo,
me trajo de nuevo a casa…
……………………….
Amo mi frías de lapachos florecidos
de carnavales eternos
y siestas con los amigos…
de mates interminables...
de amores inolvidables…
a la vuelta de la plaza…

…de las veladas de teatro
y bailes en la cabaña…
registros de las memorias
que mis padres me contaran…
de primaveras ventosas
y tardes color vainillas
de la Sargo, de la Coinor,
de fiestas de Lutsavira...
y como evitar los duendes
que revuelven los recuerdos
del festival del bombo
y por cierto…los mistoleros….

ahora todo es distinto,
hay carteles y negocios…
el progreso está vigente,
¡la música los boliches,
las motos …y tanta gente…!

por eso quiero pedirte, Frías
que en un marco de lapachos,
guardes celosa tu alma,
esa que hace algún tiempo…
me trajo de nuevo a casa.

                                 (Septiembre/2010)

NUNCA - PABLO ALBORNOZ







Marta estaba pensando. Meditaba furiosa, con la mirada fija en las torcidas baldosas: no le gustaba la disposición del piso, había mosaicos amarillos y rojos, definitivamente no le gustaban.

Golpeó sus manos por última vez junto al portón de la casa pero nadie la atendió, entonces regresó a la suya.

Atravesó un pasillo de gatos, telarañas y polvo; al fondo destellaba el monitor de la computadora. Alguien la obligó a defenderse de la tecnología y a sus setenta cinco años se debatía entre los botones; pero la sabía usar para lo que quería. El teclado estaba salpicado de importantes cagadas de moscas. Tomó el teléfono y marcó. La mujer tenía la cara sucia de pecas, el pelo color bronce con raíces blancas. Todo a su alrededor era deterioro. A Marta ya nadie la quería, pero eso no le importaba. Los años le habían caído de golpe aplastándola; se había convertido en una enana refunfuñante, parecía una caldera de cobre a punto de estallar.

–¡ Hola, Lautaro ! Escúchame un momento: acabo de venir de tu casa, pues no me atendías. ¡No me puedes escribir, la puta madre, no me puedes escribir un cuento donde todo el tiempo aparece la palabra “nunca”! Nunca, nunca, nunca. Te devora la ignorancia infeliz ¿En qué estabas pensando? – y colgó el tubo violentamente.

Marta se quedó mascullando y tipeando durante las horas restantes del día, sin bajar la vista del fulgor en el papel. Lo hacía de manera demencial, espantando a las gatas, sus crías y sus abortos; y se pudo ver que a la escritora le faltaban dedos. Sus manos eran inválidas estrellas de mar. Los nudos que tenía –sobre todo del pedazo del dedo pulgar derecho– aún sangraban, y las cagadas de las moscas sobre las teclas no eran tales, sino la llovizna escarlata de su desenfreno. Y así transcurrió el tiempo. Pasaron siete tardes, con sus madrugadas y sus sombras, mientras las gatas hambrientas y desatendidas se comían a sus camadas. Al ver que la corrección del texto no florecía, sintió que una larva enorme la rumiaba: un monstruo que irrumpía desde su interior. Y el teclado se seguía manchando, día y noche, al compás de su dactilografía, como un concertista poseído. Y se dio cuenta que Lautaro no existía, que la casa de las torcidas baldosas tampoco. Era ella sola la que vivía, y se había sometido a la tarea de corregir lo incorregible –su vida–, a terminar un cuento incontable, a sufrir en cada línea ante la presencia de un “nunca”, y murió víctima de su obsesión, salpicándolo todo, habiendo deseado alguna vez acariciar a sus únicos compañeros.

sábado, 28 de agosto de 2010

GASPAR VILLARREAL (Segunda parte)













ELLAS


Son las cursis mujeres que pululan
por la plaza, las calles y el salón.
Viejas y jóvenes que por doquier ambulan
ostentando melena a la “garzón”.

Es ridículo verlas, todas, todas,
hacen alarde de elegancia chic,
no reparan en nada siendo moda,
lo mismo que los otros, los fifí.

Ellas, las flores que a millares brotan
En el huerto malsano de la envidia,
son orgullosas, la primera nota
discordante que arranca la perfidia,
cultura para ellas es cosa ignota,
virtud y caridad… desconocidas.

GASPAR VILLARREAL











ELLOS


Inactivos, parásitos y ociosos,
de la vida ven solo el espejismo,
no saben que es luchar, son pretenciosos,
son muñecos rellenos de egoísmo.

No saben de la gloria ni el fracaso,
no ambicionan ni tienen ilusiones,
y rutinarios con su tardo paso
Siguen andando sin saber a dónde.

Son hombres leños que lleva la corriente
del río de la vida en su barrer.
Son aquellos que fueron impotentes
para luchar e intentar vencer,
y triste marca se les ve en la frente
que los delata sin amor ni fe.

TITA LÓPEZ












Aquí


justamente aquí

en la sombra doliente

en que siempre me pierdo,

el rumor de las alas

del zorzal mañanero

que su canto nos brinda

con silbos y gorjeos;

aquí estoy,

en confidencia muda

aspirando el perfume

que las hierbas ofrecen

desde el fondo del alma.

Aquí,

en este abismo de sombras

del oscuro contorno,

entre césped que habla,

las estrellas que lloran,

las flores que suspiran;

en este plenilunio compartido

en este lugar del tiempo

y del espacio

donde el ave, la flor

y el ser humano

se compenetran

en un mismo sueño.

lunes, 23 de agosto de 2010

DOS POETAS DE ANTAÑO











CANDOR



Alma simple

Desnuda en el regazo

De la selva virgen,

Aún no agita el encanto

De la pasión traidora

Su angélica dulzura,

Cándidamente hermosa

En el caro de luna



PIEDAD


Con la diestra tendida

En vuelo de paloma,

Diafanamente aliña

Céfiros y corolas,

Por la orfandad del peregrino;

La diestra acariciante

Nimba de amor la pena del olvido

Con cinco gemas coscurantes.

(Eliseo Fringes)


Del libro LUMINARIAS (Ed. Imprenta Amoroso, 5 de noviembre de 1948)




SONETO

Porque mi corazón amó las cosas

Con el íntimo afán de lo sincero,

Y supo adivinar las misteriosas

Armonías que fluyen el sendero;



Y porque fue rimando los colores

Con la visión azul del firmamento,

Y tuvo para todos los rumores

Ese oído sutil del sentimiento:



Y porque aún anhela ser sencillo,

Ama la noche cual el manso grillo

Con notas de cristal en lira trunca;



Más, el lento alejarse de los años,

Le ha traído los hondos desengaños

De saber que no puedo llegar nunca

(Vicente Porfirio)

(De su libro “LA HUMILDE CANCIÓN” Casa Editora Talleres Gráficos Labor, Frías, s/f.)

sábado, 14 de agosto de 2010

DOS POETAS DE FRÍAS






Nombre
(Liliana Massara)


Con los años, tu nombre
es mi imperio,
mi ciclo vital, mi techo
y el viento.

Con los años, vuelve tu nombre,
y lo modelo de alquimia urgente.
Desvaríos, ciegos de esperanza
pongo en tu nombre.

Con los años, llega tu nombre.
Lo encuentro, lo toco y lo palpo
con manos serenas y
cauta experiencia de cuerpo que arde.

Con lo años, veloz tu nombre
sigiloso y atento se escapa.
Vidrioso sonido se queda y golpea.
Doloroso devenir de mi palabra mágica.

Hoy intento rejuntar palabras,
ubicarlas detrás de este tiempo que anda.
Sentir llegar el viento repetido,
silbador fragmentado de aquel nombre,
y entonces reprocharme
si acaso no puedo olvidarlo.





POEMA
(Antonio Amaya)

Nunca me voy...
pues siempre estoy volviendo.
Tengo mi corazónpartido en dos.
En una parte
todo lo que llevo
y en la otra
todo lo que dejo…
Aunque ya no esté a tu lado
siempre te tendré en mis brazos…

sábado, 24 de julio de 2010

DOS POETAS DE FRÍAS Y SU HOMENAJE A SANTIAGO DEL ESTERO









TRIBUTO

(Leopoldo Roger Velarde)



Santiago, madre de pueblos
el progreso te espolea;
el crepitar de las máquinas
sacude toda la selva.

Los duendes quedan sin bosque,
sin techo los mirlos quedan
y los sufridos meleros
se quedan sin sus obreras.

No son hachas del Albión
como una vez ya lo hicieron,
las que desgajan los montes
para llevar la riqueza.

Hoy los gigantes quebrachos
ceden espacio a la siembra,
hoy son manos argentinas
y argentinas las manceras.

Como antaño en Loreto,
en Choya, en Salavina,
en mansos rubios trigales
florecerán las espigas.

Pero le seguirán cantando
al progreso… chacareras,
andará la Telesita
mudanceando por las melgas.

Porque el canto santiagueño
tiene sabor de represas,
de algarroba, piquillines,
de tierra arada y cosecha.




Entrada de Diego de Rojas y una incursión
en el Mercado Armonía

(Julio César Salgado)


Una pitanza de semillas humeante
dando señales
observadas de lejos
quizás levemente soñadas
sobre un manto de malvas.
Y el agua y la montaña
y la perdiz del páramo
junto al eclipse que retorna a tus labios.
Gorjeando en el museo
apareciendo por desaparición
un cráneo adulterado por la fábula
imagina la rotación del cielo
las desdichas terrenas
y los pliegues de un canto.
Oda
y ánima.
Flotaba la edad conquistadora
su vientre a la deriva
desplazando a las joyas.
Amuleto del mar.
Pócima móvil.
¿Quien olvidó estas ropas?
Una camisa abrazada a los árboles
y de los capitanes
un herrumbrado yelmo
y el golpe de unos pasos
malditos por los sueños.
Estas adivinanzas escapadas
sin encontrar señal
en el poema.
Restas en el azar.
El silencio de la estrella del norte responde al silencio
de la estrella violeta del sur.
“buscamos miel
cogemos plata
necesitamos algunas muchachas”
¿Dónde estamos?
Sólo contamos con el agro y las tejedurías
ya nada nos protege
ni la serpiente ni el jaguar ni el gamo
la diosa calavera de un caballo español
trastornó,
atravesó los campos de hondonadas
las tuscas florecidas
en los poblados marginales
hizo gemir a las antiguas médicas.
1963
en Maquijata, en La Punta, en Sinchi Caña o en El Tasial
o el Alto de Quicayo
unas lanas bermejas colgadas a secar
en las ramas de un tala.
Altanera o sanguinaria
una niña con anteojos ahumados
dama o cabrilla o muñeca feroz
comía tunas blancas:
“No toques estas sábanas
si mi cuerpo descansa
sólo ámame despierta si con mirar bastara”.
Cuenta la vagabunda tropa de Don Diego:
del lado de luto de tus ojos
el final de la tierra


sábado, 17 de julio de 2010

DOS POETAS FRIENSES






PRESENTACIÓN

Quiero ser un poeta sin melena
sin la crítica laudatoria que lo ensalza
y lo sofoca cuando el ego humano,
como el pavo real – gran vanidoso –
su plumaje exterior pasea en la sala.
No quiero aplausos ni loas generosas,
ni medallas, diplomas, pergaminos,
no quiero que se piense ni un instante
que ofrezco mercancías… cuando escribo.
Yo escribo porque siento y por ser justo
devolver en parte lo mucho que recibo
de Dios: la vida, la luz para mi mente,
la robustez moral para mi espíritu.
Da lo mismo a mi pluma detenerse
en exaltar la candidez de un niño,
que convertirse en el tábano de Sócrates
y clavar su aguijón… en un maldito.
Cada cual tiene su mundo y lo respeto,
así quiero que se respete el mío;
jamás fui piadoso con el hacha,
si me la dan…
no escucharán de mí ningún gemido

Leopoldo Roger Velarde - Poeta friense ya desaparecido.




ABUELA LORETANA

Yo he visto tu humildad entristecida
y tus ojos opacos por el tiempo
y recordé, de niño, los momentos
que a tu lado pasé, allá en mi infancia.
Recupero uno a uno los tesoros
que encontraba día a día en tu palabra
cuando la vida no tenía urgencias
y en las noches de luna tus canciones
nos contaban andanzas del Sacháyoj
Doña Jesuza Ramírez
mi abuela loretana,
la de cigarro en chala y su majada
que paciente cuidabas, pues sabías
que era el pan de tus hijos y tu salario.
Siempre añoro los soles de mi infancia
cuando todo era más simple y más sencillo
y te recuerdo abuela como entonces
con tu cigarro de chala detrás de la majada
y esa magia ancestral que te envolvía
cuando la copla subía a tu garganta
Doña Jesuza Ramírez, mi abuela loretana.

Jorge Silva (Poeta que reside actualmente en Frías)

jueves, 8 de julio de 2010

"POCHA" RAMOS Y JULIO SALGADO

VÍAS AL INFINITO (Entrada ferroviaria a la ciudad de Frías) - Fotografía de Antonio Cruz




PERMISO DE BAILE
(Julio César Salgado)
Nada es más glorioso y más efímero
que tu imagen en esa montura
astróloga casta
converso y memoro tu modelo de indecisa danzante santiagueña
llamando por una ventana incendiada
aspirando el suave humo
de los hornos
alumbrada por tus débiles y sedosas ropas blancas
saludando a un secreto auxilio
que roe desde los ranchos sin
colores de Frías
tu errante narcótico.
Soplo el fuego turbado por tus señales.
Negra oscura fruta
Amorosa
amazona acostumbrada a la mortífera música
atada a las mudanzas en los pisos de tierrar
egateando tus nalgas amaestradas por la canción de las sombras.


Julio Salgado nació en Frías en 1944. Entre sus obras publicadas se encuentran: “Poemas murales”; “Escrito sobre los animales solitarios”; “Agua de la piedra”; “Caja de fuego”; “El ave acuática” y “Trampa Natura”.


LA CASA

Selva Yolanda Ramos
En este reino mío donde creció mi infancia
con sus mitos de siestas, cedrones y torcazas
en esta casa, digo, donde anduve los pasos
aquellos del pesebre, de los sueños en alto,
yo descubrí el secreto de los panes fragantes
y el canto de los pájaros.
Y tengo en mí las manos que guiaron mis manos
las cuatro azules manos de sangre siempre viva
las que me señalaron la ruta de la estrella
y este divino oficio de ceñir los silencios
con lazos de palabras.
Y tengo en mí encendidos los tiempos del milagro
los del amor primero, los de la patria niña
aquellos del misterio, de la simple alegría
aquellos que confluyen en los brazos del árbol.
Y estoy aquí y ahora con mi ilusión a cuestas
y dibujo nostalgias de sus muros bermejos
y en la higuera que sabe de las tardes celestes
hoy busco la certeza de la antigua memoria
que se fue con el viento.
Hoy vuelvo a mis ancestros, a la raíz del canto
a los duende traviesos que aprisionan ausencias
y rescato el poema que se gestó en sus noches
y al hombre inmemorial de las leyendas.
Yo decreto por siempre la eterna primavera
en este reino mío donde el amor palpita.
Yo decreto por siempre que el amor no se muera
y que se encienda el fuego sin tiempo de la espera.
En este reino mío, donde mi tarde llega
yo fui feliz acaso, con sueños de madera.





jueves, 3 de junio de 2010

TRES POETAS DE FRÍAS




POBREZA
Eliseo Fringes.

… ¡Bah! Solo es pobre, de toda pobreza,
aquel que tiene seco el corazón,
la vanidad de ser llamado ¡ Alteza!
y el oro que sojuzga la razón.
Sin un cobre de cálida entereza
para frenar del vicio la pasión,
y sin esa bondad, que es la riqueza
suma y fuente de sana inspiración.
Ricos si, de fortuna portentosa,
que supera la cifra fabulosa
y sonante de Creso cualesquiera,
son, el sabio, el humilde y el poeta,
cuya pobreza afina la saeta
para herir la cerviz de la Quimera.




DICOTOMÍA
Selva Yolanda Ramos

Nos tomamos las manos
simplemente
y el aire quedó inmóvil.
Entonces
el Amor
se estremeció de hombros.
Te amé
como los dioses
a distancia.
Ahora lo comprendo.
Lo nuestro
fue un duelo
entre fantasmas.




Poema I
(Liliana Massara)

Nada es.
Viene semilla
profunda y
desnuda.

Fruto perfecto
de invisibles manos.

El cuerpo es su forma
de tierra concreta en materia

Vuelve el cuerpo
y el amor lo arrastra
como el ave en primavera.

Sangra el amor
en arrebatado enlace
y se vuelve semilla
que de lo infinito
crece.

martes, 25 de mayo de 2010

DOS ESCRITORES DE FRÍAS

Crepúsculo del Albigasta
Crepúsculo del Albigasta (Antonio Cruz)




FLASH
Esteban quedó acomodado en el rincón. Arrimó una luz: era una lámpara verde como la de los escritorios. La silla, que allí siempre estaba, le resultó incómoda entonces la retiró; en su lugar puso un sillón ancho. “Ahora estamos” dijo, y buscó la caja con fotos. Esteban se sintió feliz de no estar en ninguna fotografía, especialmente las iluminadas por el sol, “las que deforman cuando la luz pega de costado”. En la caja no había paisajes ni postales; sólo contenía las imágenes de quienes no estaban. Esteban sintió algo de nostalgia pero el regocijo era mayor. No tenía otra labor que explorar las fotografías hundido en el sillón. Pero algo extraño comenzó a presentir: como cuando inician los miedos…Esteban no se daría cuenta ¡No advertía que desde el rincón él era contemplado! Un relámpago iluminó su mente descubriendo la verdad: un chispazo fugaz, como un flash, atravesó su corazón. Esteban dejó caer la caja con los cadáveres en sepia. Quedó tendido en el rincón de su deleite con la lámpara pegándole de costado. El sol verde disminuiría su fulgor oscureciéndolo todo; excepto las risas amarillas de los curiosos.

Pablo Albornoz

Deja que el fuego
de nuestra pasión
se funda

Deja que las lágrimas
descarten el dolor
y el desencuentro
para purificarnos.

Deja que nuestras miradas
traspasen la inmensidad
y puedan ver el más allá......

Antonio Amaya

jueves, 15 de abril de 2010




I

Junto al río marchito
que añora la complicidad
del agua,
crece mi pueblo.
Una estación apenas
con un andén angosto
y desolado,
y en el linde
de sus calles de tierra
ese monte que crepita
su pobreza
sobre la tierra callosa
que ya no tiene sueños.
Algún arenal incandescente
seca sus agostos
bajo el influjo
del viento norte en perpetuo
movimiento
El rumor antiguo de los trenes
tapa en el verano
el lamento tenaz de los coyuyos.
Merced del Albigasta,
Villa Unzaga,
mi Frías,
hoy te canto desde mi exilio
itinerante
porque ningún agobio
matará la esperanza
de volver a tu entraña
cuando las horas de mi vida
se apaguen
y den por terminado
mi destierro.




Antonio Cruz













Poema




La noche busca un puente para tender su espacio


el poema se alza como un arco de abrazos


y el amor -que es un ave de infinita dulzura-


te cobija en sus alas embriagadas de canto


para decir tu nombre de niña quinceañera


ilusión, esperanza, corazón y nostalgias.




Que duendes te forjaron, que raíz y paloma


que lluvias adhirieron a tu ser el encanto


que fantasmas celestes pusieron en tu frente


la frescura del viento y el fulgor de la estrella


donde están los traviesos hacedores de sueños


que dieron tus ojos una mirada limpia


y un lozano follaje de sangre en primavera?




Aquí estás. La primera entre todas...


El viento te contempla asombrado de verte,


tanta belleza junta, tanto amor peregrino


muchacha quinceañera.


El ave muere amandoy oigo su voz creciente mas allá del destierro


proclamando el triunfo de tu mirada nueva


de tu amor inventado, y esta cierta esperanza


de tu reino de asombro.




Aquí estás. La noche se ha humillado


ante tu luz sin niebla


y el viento quiebra tallos


ante tu fresco encanto.


Selva Yolanda Ramos